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Lo que siempre quisiste saber de la Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial es un término que utilizado sin algún tipo de contexto adicional solamente puede tener relación con la ciencia ficción. He escuchado en muchas ocasiones referirse a ella como aquellas acciones realizadas por ordenadores que los humanos no somos ni tan siquiera capaces de imitar. Incluso existe un miedo a los avances tecnológicos por la posibilidad de que una super inteligencia artificial algún día domine el mundo. Estas ideas provienen de Hollywood, que ha aprovechado que el término “Inteligencia Artificial” suena sexy para convertirlo en una fantasía. Pongamos los pies en la tierra y definamos por separado qué es “inteligencia” y qué es “artificial”.

Inteligencia (RAE)

  1. Capacidad de entender o comprender.
  2. Capacidad de resolver problemas.
  3. Habilidad, destreza y experiencia.

Estas acepciones son exactamente lo que se pretende dar a entender dentro del término de Inteligencia artificial. Esperamos de ella que sea capaz de entender un problema y de resolverlo. Sin embargo, la tercera definición incluye la palabra “experiencia”. Es precisamente este detalle el más importante dentro de la naturaleza de un sistema algorítmico inteligente. Es un requisito alimentarlo con experiencias pasadas, tanto positivas como negativas, para convertirlo en un ente inteligente capaz de solucionar problemas. En este punto, hay una divergencia clara con la inteligencia humana. Esta también se alimenta de experiencias, pero tiene una capacidad creativa de la que carecen los computadores. Las tareas que requieren ingeniería para realizarse son exclusivas de humanos, mientras que aquellas que requieren experiencia comienzan a sufrir una revolución hacia la sociedad del big data en la que las máquinas juegan un importante papel. Se trata de la innovación que acelerará procesos manuales actuales.

Artificial (RAE)

  1. Producido por el ingenio humano.

Lo artificial no implica una capacidad de resolver problemas. Es una palabra que solamente se refiere a que existe un origen humano en lo producido. Por lo tanto, la idea de que una inteligencia artificial sea capaz de desarrollarse así misma y terminar por superar la inteligencia humana es una falacia en la propia acepción del término. De hecho, no hay inteligencia artificial sin una inteligencia biológica que la respalde.

Inteligencia Artificial (RAE)

  1. Disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico.

Siendo consecuentes con estas definiciones, un usuario de un algoritmo de inteligencia artificial está utilizando la “habilidad, destreza y experiencia” de un “programa” “producido por el ingenio humano”. Prácticamente, cualquier sistema de ofimática podría encuadrarse en esta definición. No obstante, la Inteligencia Artificial tiene una connotación que va más allá de las puras definiciones. Todo radica en la “experiencia”. Trasladándolo a un concepto informático, se pueden almacenar experiencias en una base de datos. Esta será la fuente de información de la cual un algoritmo será capaz de obtener un histórico de lo sucedido junto con las implicaciones del éxito o el fracaso de ciertas acciones. Y esta es la novedad. La experiencia ya no es algo que solamente se pueda transmitir de personas a personas. Por primera vez los sistemas de computación son capaces de interpretar lo sucedido, buscar relaciones entre las variables que se hayan podido ver implicadas de entre un espacio muestral virtualmente infinito, y llegar a una solución que ha demostrado ser acertada en múltiples disciplinas. Por lo tanto, la conclusión principal de esta idea es que la inteligencia artificial puede realizar las mismas tareas que las personas, con la ventaja de ser mucho más rápida y más barata, y la desventaja de ser menos creativa.

El activo principal para que la inteligencia artificial pueda llegar a buenas conclusiones es poseer una gran cantidad de datos. De manera similar a como lo haría un humano, para conocer los resultados de una operación de la que no se tiene experiencia, será necesario consultar información de los registros del pasado. Las organizaciones empresariales han conservado datos derivados del ejercicio de su propio negocio a lo largo de muchos años. Este hecho resulta curioso, puesto que antes de la llegada de la revolución de los datos, el coste de almacenarlo y el beneficio obtenido por ello no compensaba. Sin darse cuenta, han creado una mina de oro que ha esperado pacientemente a que pudiese ser explotada en el futuro. Ese momento ha llegado y ha convivido con nosotros durante los últimos años. La inteligencia artificial, trabajando sinérgicamente con los analistas de datos, es la innovación necesaria para dotar de un gran valor a las bases de datos. Se facilita la extracción de conocimiento de un aparentemente sin sentido amasijo de números, lo cual tiene tales implicaciones en el negocio que algunos autores lo consideran como una nueva revolución en la historia de la humanidad. Ejemplos concretos en los que la transferencia de experiencia a la computadora dan buenos resultados son la predicción de fuga de usuarios y cómo reactivarlos, la predicción de valores bursátiles y cómo explotarlos, el análisis de riesgos y cómo prevenirlos, detección de rostros, modulación de la voz o mi especial interés, por ser el tema de mi tesis doctoral, la geolocalización de nuevos puntos de venta físicos.

Conclusión. La Inteligencia Artificial es una tecnología que está revolucionando las empresas. De repente, de poseer una base de datos que solo cuesta dinero mantener, a tener un activo que puede llegarse a vender por un alto precio… ¿Es un capricho de los ingenieros de datos? No, es una realidad que se está imponiendo. Y como tal, los que se queden atrás verán sus posibilidades cada vez más mermadas.